La tarta es
uno de los protagonistas de la boda, pues independientemente del lugar o del
tipo de boda, la tarta es un elemento común. El ritual de cortar la tarta es
uno de los momentos más significativos en la mayoría de las ceremonias. Por ello, cada vez se le da más importancia a
la imagen y el diseño del postre nupcial.
Se han puesto de moda majestuosas tartas, de
diseños impensables, verdaderas obras de arte que da pena comerse. Ya no queda sitio para la típica tarta blanca, con detalles en
merengue y flores de azúcar de cuatro o cinco pisos cada uno más pequeño que su
altura inferior. Ahora, el sector de la
pastelería se ha visto invadido por “fondants” y “cupcakes “que dan a los reposteros un gran
margen para dejar volar su imaginación, y a l@s novi@s el poder de diseñar su
tarta de bodas.
Así pues
podemos tener la tarta de nuestra boda del motivo, pisos y colores que
deseemos. Una tarta a medida de cada boda, de cada pareja, única y
exclusivamente diseñada para cada enlace, acorde con la temática y con la
personalidad de l@s novi@s.
Pero, ¿y su
sabor? El sabor viene determinado por la elección del repostero o el abanico de
posibilidades que este ofrezca. El bizcocho suele ser la base principal, lo
podemos acompañar de ingredientes tales como chocolate, crema, vainilla...en su
interior, pero sin abusar para no afectar a la estructura y que ésta sea lo más
firme posible.
Así pues l@s novi@s pueden plantearse el siguiente dilema:
¿imagen o sabor? ¿Qué pensáis vosotr@s?
En
CLW se cuidan todos los detalles para que vuestra boda sea tal y como
imagináis.
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